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18 - Septiembre - 2007

La rasa mareal entre Zumaia y Deba será declarada biotopo protegido el próximo año.

Esta joya geológica, que narra la historia de la Tierra durante 50 millones de años, será el tercer espacio natural preservado con esta figura en Gipuzkoa. La declaración limita la explotación de recursos en 8 kilómetros de costa.

AMAIA CHICO/

Acantilados de ZumaiaZUMAIA. DV. Los 50 millones de años que han quedado sedimentados en los ocho kilómetros de costa que separan Deba de Zumaia, desde Haitzandi hasta Haitzabal, se verán alterados únicamente, a partir del próximo año, por la acción natural del agua y del viento que erosiona los acantilados y hace retroceder milímetro a milímetro una línea de costa única en Europa. Y es que dentro de doce meses, esta joya geológica enclavada en la costa guipuzcoana será declarada biotopo protegido.

La consejera de Medio Ambiente, Esther Larrañaga, acompañada de los miembros de la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Vasco, de representantes de la Diputación de Gipuzkoa y de los alcaldes de Deba y Zumaia, ojearon ayer los capítulos más importantes del gran libro geológico que recoge la historia de la Tierra desde el cretácito (100 millones de años) hasta el terciario (50 millones de años). El narrador fue el geólogo y director del centro de interpretación Natural Algorri, Asier Hilario, quien argumentó las razones por las que esta franja costera debe ser salvaguardada de la acción del hombre. El conjunto geológico es «punto de referencia mundial», explicó Hilario, por tres razones. La primera es la rasa mareal, la «más grande de todo el Cantábrico y de toda Europa, con ocho kilómetros a lo largo de la costa y cinco mar adentro, de los que sólo pueden verse 200 metros en días de marea baja» como el de ayer. La segunda es biológica. Según indicó el geólogo, la rasa mareal «permite anidar infinidad de especies, es una de las zonas más ricas de biodiversidad del Cantábrico». Y la tercera, «y más importante», es el afloramiento de los estratos que relatan, sin interrupciones, la evolución de la Tierra durante 50 millones de años, desde la unión de la Península Ibérica a Europa hasta la desaparición de los dinosaurios hace 65 millones de años.

La declaración de biotopo, el tercero de Gipuzkoa -Iñurritza y el río Leitzaran- obligará, según la ley de conservación de la naturaleza de 1994, a limitar la «explotación de recursos» en el área delimitada. En el caso de Zumaia y Deba, la protección englobará los ocho kilómetros de flysch y de rasa mareal, la superficie de tierra que alcanza la vista desde el mar y el área marítima hasta los 50 metros de profundidad.

Debate ciudadano

Esta declaración, que ayer anunció Larrañaga, va precedida de un extenso debate que concluirá a finales de marzo, en el que han participado desde julio del año pasado foros ciudadanos de diferentes ámbitos (cultural, deportivo, vecinal, conservacionista o institucional). Con este nuevo biotopo, la CAV contará con una cuarta parte de su territorio protegido bajo alguna de las figuras jurídicas que existen. «La declaración como biotopo de este enclave, testigo singular de cambios geológicos, biológicos y climáticos, se inscribe en una estrategia global del Gobierno Vasco por reforzar nuestro capital natural», aseguró Larrañaga, quien no perdió detalle a las explicaciones que durante un recorrido a pie y en barco de más de tres horas ofreció Hilario.

En esas explicaciones, de las que pueden disfrutar todos los guipuzcoanos gracias a las visitas guiadas que organiza el centro Algorri (943 143100), el geólogo desveló la información que las rocas han legado sobre su formación bajo el mar, la desaparición de los dinosaurios hace 65 millones de años, los límites geocronológicos más importantes de la historia o los ciclos climáticos. «Los diferentes estratos intercalados, unos con predominio de caliza y otros de arcilla, evidencian una repetición cíclica, cada 20.000 años del clima. Cuando el clima es lluvioso y frío, la erosión en los ríos lleva mucho sedimento al mar (capa arcillosa), mientras que con clima cálido, en el mar hay menos sedimento y más especies (capa caliza con restos fósiles)», explicó Hilario.

Según esta secuencia climática, y teniendo en cuenta que la última glaciación fue hace 10.000 años, el geólogo indicó que en estos momentos el planeta se estaría acercando al «pico caliente». «El cambio climático del que ahora se habla es muy importante desde el punto de vista económico y social, pero desde el punto de vista natural es normal, aunque quizás vaya más rápido por la acción del hombre. Es posible que estemos dentro de un periodo de extinción», aseguró.